Friday, July 4, 2008

Ticket to ride

Me tomé el 107 (sí, el colectivo) en Olazabal y una calle cuyo nombre no recuerdo. No había tenido que esperar mucho, unos simples minutos, y estaba acompañado. Todo iba saliendo bien.
Siempre que no voy muy lejos, le digo al chofer las calles donde me bajo, así evito que me pregunte luego a dónde voy si le digo "90", en lugar de "$1". Hice lo mismo en esta ocasión al subir, pago y tomo mi boleto, prendo el mp3, y me distraigo escuchando la música, mientras pienso en una persona y qué acciones tomaré en el futuro cercano.
No pasan tres minutos, que levanto la mirada y me encuentro a un señor regordete mirándome. Me doy cuenta que está ahí porque de repente algo me tapa la luz del tubo en el techo, sino, ni me inmuto. Me está hablando, no sé qué dice, pero sé que lo estoy mirando con cara de desconcierto, hasta que entiendo que no era uno de esos anormales que te hablan en el colectivo porque sí, sino que es el que controla los boletos. Con un salto y sin decir palabra, me dispongo a buscar mi boleto en mis bolsillos. Él se ocupa de revisar los boletos de los otros tres pasajeros mientras tanto.
Y yo busco. Y busco. El bolsillo del pantalón, entre las monedas, adentro de la billetera. El otro bolsillo del pantalón, junto al celular. El bolsillo del saco, vacio, excepto por un agujero, que estaba también vacío. El otro bolsillo del saco, con las llaves, el mp3, los chicles, y papeles inservibles. Nada. Sin rastro.
No puede ser!, pienso. Me paro, y me sostengo del caño que estaba al lado de mi asiento. y con la otra mano, revuelvo los bolsillos nuevamente, sin éxito.
- Ya va a aparecer - acota el empleado.
Le sonrío, sin responderle todavía. Saco todas mis pertenencias de los bolsillos, abro papeles, reviso entre las cosas. Nada. Se me cae una moneda al piso. Me agacho a levantarla, sin quitar la vista de los 2 boletos tirados en el piso. Uno es de $1, el otro está doblado. Será? No podía arriesgarme, no me iba a creer si era mío. Ya fue.
- No, no aparece. No lo tengo, no lo encuentro - finalmente digo, dirigiéndole por primera vez la palabra al expectante empleado.
- Seguro? Mirá que tengo tiempo, buscá tranquilo - responde, paciente y amablemente.
- No, no lo tengo, ya busqué 3 veces, se me debe haber caído o nunca lo guardé, no sé.
- Bueno... te tengo que cobrar, entonces.
- Sí, mejor. No hay drama. - digo, sacando 90 centavos y entregándoselos, luego de comentarle mi destino. Me agradece y me da un nuevo boleto, ya con una tilde hecha en birome negra.
Medito unos segundos: es la primera vez que me pasaba algo así. ¿Qué le pasó a mi boleto? ¿Dónde quedó olvidado? Miro al piso y levanto el boleto tirado por el cual había estado en duda antes. La hora decia 15:32 - no era. Mejor así, me hubiera sentido estúpido. ¿Qué más me estoy olvidando ahora? El empleado gordito simpático había interrumpido algo, un pensamiento. ¿Qué era?
Ah, sí. Estaba pensando en vos. Últimamente no puedo parar de pensar en vos.

1 comment:

POMELITO said...

YO TMB NO PARO DE PENSAR EN VOS JAJAJJAAJA CUALQUIERA!
CONCHU MUY INTERESANTE TU HISTORIA DE VIDA. YO IGUAL EN TU LUGAR AL EMPLEADO LE HUBIERA DICHO MIRA NO LO ENCUENTRO PERO SABES QUE? VOS EN EL BOSQUE TE PODES PERDER PERO UN CABALLO NO.
Y SEGURO SEGURO QUE NO TE COBRABA DE NUEVO JAJAJAJA ES MASSSSSS
SI LE DECIAS PICHON CREO QUE HASTA TE DABA SU NUMERO DE TELEFONO PARA QUE LO INVITES A SALIR JAJAJAJAJAJAAJA
BESSSSSSSSOSSSSSSSS
SHAU