Tuesday, November 13, 2007

Everybody deserves a second chance

No es la primera vez que me pasa, este sentimiendo que llamamos compasión. Es un sentimiento raro, al menos en mí. Pero esta vez no estoy seguro de que haya sido eso lo que sentía. Por alguna razón, me senti identificado.
Esta mañana, me tomo la línea D del subte en Congreso de Tucumán, como todas las mañanas, tarde, como todas las mañanas. Lo primero que escucho 2 segundos antes de poner un pie arriba del tren es la voz de una persona, explicando su aparente situación económica y de salud. Otro pedigüeño, pienso, mientras me acomodo a un costado y lo escucho comentar como él solía ser ladrón, y terminó en la cárcel, y decidió replantearse su vida a partir de eso. Pero, parece que fue un poco tarde, ya que había sido infectado por el (ya tan famoso) HIV. No explicó si el nacimiento fue antes o después de este hecho, pero explicaba que su situación actual no le permite a él conseguir un trabajo para poder alimentar a su hija y a su familia. Al ser ésta su mayor prioridad, no nos estaba pidiendo dinero para sus medicamentos (ya que estos eran subsidiados por el Ministerio de Salud), sino para poder substentar a la nena.
Todos escuchamos esto al menos una vez, fue mi próximo pensamiento.
Pero luego hizo algo que no me esperaba. Empezó a dirigirse al público con el propósito de advertirlos sobre el SIDA y las enfermedades venéreas. Explicó un poco su propia experiencia (con la enfermedad, sin ser explícito), de quienes pueden ser afectados (o sea, todos), del cuidado y desconfianza que hay que tener en los demás ("hay gente que se vuelve maldita con esta enfermedad", decía), de la responsabilidad que las relaciones acarrean y como todos nos vemos o podemos llegar a vernos afectados, y dio consejos de como prevenirse y de comunicación con hijos, amigos, familia, etc.
Realmente me sorprendió. No me esperaba tal diferencia. No me esperaba alguien que quiere hacer una verdadera diferencia, y alguien que se preocupa por comunicar una verdad. No me esperaba una persona que cancele su ego para hablar en voz alta.
Le di todo el cambio que tenía, y le hubiera dado más plata. Me impresionó ver como yo no era el único, sino que la mayoría de las personas presentes en ese vagón metieron sus manos en sus bolsillos y sacaron al menos una moneda para darle. Eso demuestra que su discurso llegó a mucha gente.
Este post es mi forma de apoyar su moción. Espero que esa persona, a quién no conozco ni conoceré, logré obtener una segunda oportunidad. Porque realmente la merece. Y a Uds que aún no saben los riesgos que corren, averigüen. La ignorancia no es felicidad.

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